Los niños con obesidad tienen una influencia negativa en los hermanos

Un estudio elaborado por el Hospital General de Massachusetts (EE.UU) indica que tener hermanos con sobrepeso es un factor clave para padecer obesidad, más que si la tienen los padres. Las probabilidades varían en función del número de niños que residan en el hogar, así como de su sexo. El ejercicio es indispensable para prevenirlo.

Este trabajo, publicado en la revista “American Journal of Preventive Medicine”, fue llevado a cabo por investigadores del Hospital General de Massachusetts, la Universidad de Cornell y la Universidad de Duke. Los datos obtenidos parecen contradecir las teorías que aseguran que los niños con padres obesos tienen una mayor probabilidad de serlo también. Tras entrevistar a más de 10.244 adultos, los expertos encontraron que la probabilidad de obesidad infantil variaba en función del número de niños que vivían en el hogar, así como de su sexo.

Según el estudio, en un hogar donde solo haya un niño, la probabilidad de que éste sea obeso es 2,2 veces mayor si uno de los padres también lo es. Sin embargo, en familias con dos hijos, los datos mostraron una relación más fuerte de la obesidad entre hermanos. Así, los niños mayores en estos hogares, en los que además había un padre obeso, eran 2,3 veces más propensos a tener sobrepeso, pero esta cifra sube hasta 5,4 cuando hay hermanos con sobrepeso. Si el niño es el menor en una familia de dos hermanos, la obesidad de los padres no es relevante, pero cuando hay un hermano mayor, la obesidad está asociada con un incremento de hasta 5,6 veces.

Mark C. Pachucki, miembro del Hospital General de Massachusetts, indicó que “el ambiente familiar ejerce una fuerte influencia sobre la salud infantil. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones se han centrado en la conexión entre la obesidad paterna y su descendencia o entre hermanos. Pero en este trabajo, hemos ido más lejos al relacionar todos los factores familiares. Así, hemos visto que la obesidad de los hermanos parece ser más importante que la de los padres”. Comenta, además, que dicha relación es “independiente de una serie de factores socioeconómicos y demográficos, conductas de salud y el estado general de salud familiar”.

Los datos también revelaron una relación entre el género y el riesgo de obesidad. En los hogares con un único hijo, las niñas eran menos propensas a ser obesas que los chicos. Lo mismo ocurrió también en familias con dos descendientes.

Los investigadores concluyen que los niños más pequeños pueden ser particularmente susceptibles a la influencia de un hermano mayor, sobre todo si es del mismo sexo: “Hemos visto que el riesgo de obesidad en los niños más jóvenes de las familias con dos hijos es 11,4 veces mayor si tienen un hermano mayor; pero, si el mayor es un niña, la probabilidad de ser obeso es sólo de 6,6 veces. Y, si hay dos niñas en la familia, el riesgo es de 8,6 veces, mientras que si el hermano mayor es un chico y el menor es un niña, entonces no influye en la probabilidad de tener sobrepeso”.

El trabajo reconoce también que el ejercicio físico y la dieta desempeñan un papel clave en la prevención de la obesidad.

Mientras que los autores hacen hincapié en que se necesita más investigación sobre la obesidad en el entorno familiar, este nuevo estudio ofrece datos clave que serán beneficiosos en la lucha contra la obesidad infantil. Pachucki concluyó que “debido a que es un estudio transversal, no podemos afirmar que sean estos hermanos los que están causando la obesidad. A pesar de ello, nuestros resultados son consistentes con investigaciones que muestran que los hermanos tienden a comer por igual y tienen niveles similares de actividad física”. Consideró que esta información puede ser importante a la hora de diseñar campañas de prevención de la obesidad.

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