El 30% de los niños valencianos presenta sobrepeso u obesidad

El documento analiza a la población de entre cero y 16 años. El 17,7% de los escolares tiene exceso de peso (índice de masa corporal entre 25 y 30) y un 12,4% es obeso (con un índice de masa corporal superior a 30). Los datos revelan que uno de cada tres niños en Alicante se encuentra en esta situación, siendo Castellón la provincia con cifras más alarmantes (19,2% de menores con sobrepeso y 13,2% con obesidad).

El problema afecta en mayor medida a los chicos que a las chicas, algo que ha cambiado en los últimos años. Según Mercedes Juste, responsable de Pediatría del Hospital de Sant Joan, “antes era más frecuente ver niñas con exceso de peso. Sin embargo, los datos siguen siendo alarmantes. La prevalencia de esta enfermedad en la Comunidad Valencia es de las más altas de España, solo por detrás de Canarias”.

Por edades, la tendencia es que el exceso de peso vaya aumentando progresivamente hasta los 11 años, con un incremento brusco entre los siete y los ocho años, y que a partir de esa edad baje.

Los kilos de más no son sólo una cuestión estética. Los expertos no se cansan de advertir que la mala nutrición y el sedentarismo están provocando la aparición en los niños de enfermedades propias de adultos que acortan su esperanza de vida.

Los niveles de colesterol en sangre han aumentado significativamente, igual que la hipertensión y la tolerancia anormal a la glucosa, así como afecciones hepáticas y de diabetes tipo 2 en edad adulta. Un exceso de peso que se traduce también en una sobrecarga del aparato locomotor, en problemas respiratorios y, sobre todo, en una sensación de inferioridad y rechazo en los niños.

La pediatra recalca que “un niño con exceso de peso será un adulto con mayor riesgo cardiovascular. Es muy importante que se cuide también la dieta. Falta mucho por aprender en temas de nutrición. Los padres llegan a consulta y lo primero que te dicen es que no entienden por qué su hijo está gordo si no come fritos, cuando el problema no son tanto los fritos, sino la gran cantidad de calorías que ingieren los niños”. 

La mayoría de ellos siguen dietas contundentes a las que contribuyen la gran cantidad de “productos trampa” que pueblan los lineales de los supermercados, como galletas y bollos, con el sello estampado de sociedades científicas, zumos que en teoría tienen un alto contenido de frutas, yogures especiales para bebés... Productos con mucho marketing y también con alto contenido en azúcar y carbohidratos”.

El estilo de vida que impera hoy en día tampoco ayuda a que los niños bajen de peso. Los juegos en la calle se han sustituido por las consolas, tabletas y teléfonos móviles, que hacen que los niños estén más horas sentados. Dispositivos que también roban horas de sueño, lo que podría estar vinculado con el exceso de kilos. La Dra. Juste indica que “los últimos estudios vinculan la obesidad con el insomnio. Además, los niños que se acuestan más tarde tienen más posibilidades de comer más antes de irse a la cama”.

Con más de 25 años de experiencia y cientos de niños obesos en seguimiento, el servicio de Pediatría del Hospital de Sant Joan es un referente en el abordaje de estos problemas y su responsable reconoce lo difícil que es conseguir que un niño pierda peso: “A los padres les da mucha pena poner a sus hijos a dieta y tienen la falsa creencia de que cuando peguen el estirón adelgazarán y eso no es así. Los nuevos modelos de familia tampoco ayudan. Es muy frecuente ver casos de padres divorciados que uno se esfuerza porque el hijo pierda peso y los fines de semana el otro se dedica a llevarle a los restaurantes de comida rápida porque sabe que es lo que más le gusta y quiere tenerle contento”. Añade que los menús de los colegios, en general, no son muy adecuados, “es fácil que sobrepasen las 800 calorías y los padres no tienen mucho control sobre los platos que repite”.

Mercedes Juste afirma, además, que otro de los mitos a desterrar es que se engorda por un problema genético o por una enfermedad. El 99% de los casos de obesidad infantil que se atienden en la consulta del Hospital de Sant Joan “es porque los chavales, o comen mucho o gastan pocas energías. Sólo en un 1% de los casos hay detrás una enfermedad orgánica”.