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Investigación de la Universidad de Illinois
27/06/2014 Realizar deporte en la infancia puede reducir el fracaso escolar
La condición física de los niños está directamente relacionada con su capacidad cognitiva. Así lo determina también un estudio de la Universidad de Illinois, cuya conclusión indica que una elevada capacidad aeróbica influye positivamente en la función cerebral. La consecuencia es una mejora de sus habilidades, reduciéndose el fracaso escolar.
El equipo de investigadores midió la actividad neuronal de menores con perfiles físicos diversos a través de electroencefalografías, concluyendo que la elevada capacidad aeróbica influye positivamente en la función cerebral. De este modo, los niños que estaban en una buena forma física obtuvieron también mejores resultados en las pruebas de compresión lectora que aquellos que eran más sedentarios. Asimismo, eran más rápidos y resolutivos a la hora de leer textos con oraciones que contenían errores gramaticales o sintácticos. El trabajo se centró en explorar las respuestas cerebrales (a través de la actividad eléctrica) del denominado componente N400, relacionado con las tareas de compresión lectora. Estos estudios, llamados de ERPs, por sus siglas en inglés de Event-Related Potentials, también indagan en otra onda cerebral, llamada P600, que se asocia con la verificación de las reglas gramaticales de una oración. El alcance y velocidad de estas determina en gran parte la capacidad cognitiva de cada individuo. Cuanto más cortas y robustas, mejor. Las diferencias en la actividad eléctrica del cerebro de los jóvenes quedaron más que patentes en función de su estado físico, aunque los autores no lograron descubrir los mecanismos que influyen en este proceso. Destacaron también que la capacidad cardiorespiratoria alienta la comunicación entre las células, mientras que la habilidad motora favorece la concentración. En una segunda fase del estudio, se comparó el rendimiento académico de los adolescentes con los resultados de sus electroencefalogramas. Una vez más, volvieron a comprobar que aquellos con mejores calificaciones en la escuela eran también aquellos con las ondas N400 y P600 más cortas y, por ende, los que presentaban una mayor capacidad aeróbica. Estos resultados se suman a los de otros estudios similares, que también han encontrado una relación entre la condición física y la capacidad cognitiva, aunque sin llegar a identificar los mecanismos cerebrales que intervienen en ello. Entre estas investigaciones, destaca la llevada a cabo por la Universidad Autónoma de Madrid y publicada en el Journal of Pediatrics. Tras analizar a más de 2.000 estudiantes con edades comprendidas entre los seis y los 18 años, los autores demostraron que la actividad física mejora el rendimiento académico. Los investigadores se enfocaron en los efectos más notables y en la forma en que podían influir en el cerebro. Así, se analizó la capacidad cardiorrespiratoria, la fuerza muscular y la habilidad motora. Irene Esteban-Cornejo, coordinadora de la investigación, explicó que “cuando se hace ejercicio, estos tres componentes están muy asociados, por eso era importante diferenciarlos y compararlos para ver qué influye en el desarrollo académico. Así sabremos de dónde vienen los beneficios”. Según el estudio, una mejor respiración alienta la comunicación entre las células, mientras que la habilidad motora favorece la concentración. “Tener una buena salud cardiorrespiratoria y coordinación motora pueden, hasta cierto punto, reducir el riesgo del fracaso escolar. Deben hacerse esfuerzos para que las escuelas tengan programas que incluyan el ejercicio físico todas las semanas”, apuntó Esteban-Cornejo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las personas de cinco a 17 años realicen al menos 60 minutos semanales de ejercicio, con una intensidad de moderada a vigorosa. La actividad debe ser, sobre todo, aeróbica. No obstante, después de los 12 años, pueden hacer ejercicios específicos para músculos tres veces por semana. Munideporte.com
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