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Estudio de la Escuela de Medicina Michael G. DeGroote
01/04/2016 La actividad física reduce el riesgo genético para desarrollar obesidad![]() Esta investigación ha durado tres años y ha analizado los datos de hasta 17.400 personas de seis grupos étnicos, provenientes de 17 países. La edad media de los participantes fue de 52,7 años. En cuanto a las nacionalidades, el 53,9% eran europeos, 18,9% latinos, el 15,8% surasiáticos, el 7,2% africanos, el 2,9% americanos y el 1,3% asiáticos del este. Se evaluó la asociación entre la conducta de actividad física y la obesidad con el uso de medidas básicas y precisas de actividad física. A su vez, el IMC se comparó con el índice de adiposidad corporal desarrollado de manera reciente. Los científicos observaron que la interacción entre 14 rasgos genéticos relacionados con la obesidad y el efecto del ejercicio disminuyeron el efecto genético de FTO de manera sustancial. Explicaron también que “en términos biológicos, la asociación es plausible: FTO es una demetilasa de ácido nucleico y la variación en el primer intrón del FTO está asociada con diferentes perfiles de metilación y variación en IMC. Debido a que la metilación del ADN es sensible a cambios ambientales como la actividad física y la dieta, se cree que hay una fuerte lógica biológica para identificar IGA con FTO”. Las conclusiones establecen que la actividad física puede cambiar la metilación y el patrón de la expresión mRNA (código genético), incluyendo el FTO, tanto en el tejido muscular como en el graso, resultados que podrían ayudar a las personas con genes de predisposición a la obesidad para que hagan algo al respecto. David Meyre, uno de los expertos que han participado en este trabajo, aseguró que “estos prometedores resultados nos alientan a investigar cómo factores de estilo de vida adicionales, como dieta, estrés y patrones de sueño, pueden tener impacto en la predisposición genética a la obesidad”.
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