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José Luis Gómez Calvo, consultor de seguridad

14/06/2022

Seguridad en la final de Champions

Seguridad en la final de Champions La final de la Champions League 2022 celebrada el pasado 28 de mayo en el “Stade de France”, ubicado en la localidad de Saint-Denis (París) se vio afectada por múltiples incidentes que pusieron de manifiesto graves deficiencias de organización y de seguridad. En este artículo vamos a intentar desgranar los motivos y cómo se podía haber evitado.

¿Cómo ha podido ocurrir esto en un país del nivel deportivo, económico, tecnológico y organizativo de Francia, teniendo en cuenta que el próximo año 2023, organizará el mundial de rugby y al año siguiente 2024, los Juegos Olímpicos en París?

ANTECEDENTES

El 24 de febrero el Comité Ejecutivo de la UEFA celebró una reunión extraordinaria, tras el inicio de la invasión a Ucrania por parte de Rusia, y a consecuencia de la misma, en la que se decidió trasladar la final de la UEFA Champions League 2021/22 que estaba previsto celebrar en el estadio Krestovsky de San Petersburgo al Stade de France en Saint-Denis (París), manteniendo la misma fecha de celebración del sábado 28 de mayo a las 21 horas.

La UEFA expresó “su agradecimiento y reconocimiento” al presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, por 2su apoyo personal y su compromiso para que el partido más prestigioso del fútbol europeo de clubes se trasladara a Francia” en un momento de crisis sin precedentes.

Francia contaba y cuenta con una gran experiencia en la organización de todo tipo de eventos deportivos, entre ellos la Eurocopa 2016, aunque en ella se produjeron graves incidentes protagonizados entre otros y de forma muy significativa, por aficionados radicales rusos en sus enfrentamientos contra “hooligans” ingleses.

El precedente reciente de los graves incidentes ocurridos en el estadio de Wembley con motivo de la final de la Eurocopa 2021 en la que se enfrentaron las selecciones de Italia e Inglaterra, que habían hecho manifestar a la UEFA que aquello nunca más debía suceder.

El “Stade de France” que ya se vio afectado en materia de seguridad por el comienzo de la cadena de atentados terroristas de París de 2015 cuando varios terroristas provocaron explosiones en los alrededores, justo en el momento en el que el entonces presidente, François Hollande, presenciaba un partido dentro del estadio. Actos terroristas que seguidamente se extendieron a las calles de Paris y culminaron con la tragedia de la sala Bataclan.

Por todo ello, con la experiencia acumulada, con la capacidad de un país como Francia y habiéndose ofrecido este a celebrar la final de la Champions League, se esperaba que la misma fuera un ejemplo de organización y de seguridad.

SUCESOS

No obstante, lo anteriormente expuesto, en contra de lo esperable y de lo deseable, los hechos en una breve síntesis fueron entre otros los siguientes:

- Retraso en el inicio del partido.
- Alteración de la “puesta a punto” físico y mental de los jugadores de ambos equipos por tener que calentar, retirarse y tener que volver a calentar.
- Retraso en la llegada de los aficionados ingleses al estadio.
- Aglomeraciones en los alrededores.
- Bloqueo de los accesos.
- Empleo de entradas falsificadas.
- Aficionados con entradas válidas sin poder acceder al estadio.
- Intervención policial con empleo de gases lacrimógenos.
- Peleas entre aficionados y policías.
- Robos y asaltos por parte de grupos de delincuentes locales.
- Escalada de vallas y rejas para introducirse en el estadio y causando incluso excesos de aforo.
- Deterioro de la “imagen-país” de Francia en cuanto a la seguridad en grandes eventos deportivos.

ANÁLISIS DE LAS CAUSAS

Cualquier actividad deportiva, antes de realizarse, debe ser objeto de un estudio previo de los riesgos de daños para las personas que vayan a intervenir o que vayan a asistir.

La existencia del riesgo no conlleva necesariamente la existencia del daño, sino que precisamente el conocimiento del riesgo debe servir para evitar el daño, siempre que  se adopten las medidas de seguridad adecuadas.

En el caso de una actividad de la dimensión de un evento de masas como la final de la Champions League, ese estudio debe ser realizado con la profundidad y extensión que su magnitud requiere.

Para ello se procede a realizar una evaluación de los riesgos posibles, no solo los probables, y una vez evaluados, a su gestión.

Es lo que conocemos como Evaluación y Gestión de riesgos.

La Evaluación compuesta por identificación, análisis y valoración según la Norma ISO-31000:2018, y la Gestión, en el caso que nos ocupa, mediante un Plan de seguridad o Plan de control de Riesgos, en el que se incluyen los recursos de seguridad que procedan comenzando por los establecidos en la legislación y normativa que sean de obligado cumplimiento.

En el caso de la final de la Champions League 2022, hay que entender que la seguridad se estableció teniendo en cuenta los posibles riesgos de daños para las personas.

Por ello, vistos los resultados, llama la atención que el ministro francés del Interior Gerald Moussa Darmanin, tras la celebración de la final de la Champions, a título de justificación manifestara lo siguiente:

“Nos habíamos preparado mucho ante el hooliganismo, pero estábamos menos preparados para una delincuencia que se aprovechó del caos en los controles previos”

Conociendo sobradamente que Saint-Denis (distrito situado a poco más de nueve kilómetros al norte del centro de París), es parte de la “banlieue” (periferia) más deprimida y conflictiva de París con altísimos niveles de marginación y de delincuencia, ¿cómo no se estaba suficientemente preparados respecto a la delincuencia conocida y reconocida en la zona en la que se asienta el estadio?

Esa falta de identificación del riesgo de delincuencia y una menor preparación, se materializaron, irrupciones intrusivas mediante la escalada de verjas y en robos y asaltos a los espectadores sobre todo a la salida del estadio.

Pero con ser muy grave este hecho de “estar menos preparados para la delincuencia”, como se ha mencionado anteriormente, no fue lo único como veremos a continuación.

Respecto al retraso en el inicio del partido:

El partido comenzó 36 minutos más tarde de la hora prevista, con el consiguiente perjuicio para los jugadores de ambos equipos, que tuvieron que salir a calentar dos veces, lo que supone una alteración en el proceso de acondicionamiento del organismo para la exigencia inmediata de un alto rendimiento deportivo.

El motivo para ese retraso, lo justificó la UEFA diciendo que quisieron dar lugar a que llegaran los muchos aficionados ingleses que faltaban por ocupar sus asientos, debido a las dificultades que se estaban produciendo para ello.

Hay que recordar que en el caso de la final de la Eurocopa 2018 en Wembley, el criterio de la propia UEFA fue el de comenzar el partido a la hora prevista, aunque en ese momento faltaban muchos aficionados por entrar.

Respecto a la posesión de entradas falsas:

Según la AFP (Agence France Presse)” la División Nacional de la Lucha contra el Hooliganismo (DNLH), avisó de lo que podía ocurrir en un informe enviado al Gobierno tres días antes de la final, advirtiendo que viajarían hasta París unos 50.000 aficionados sin entrada para presenciar el partido.

“Algunos de ellos, se decía en el citado informe, estarán en posesión de falsas entradas e intentarán utilizarlas para acceder al estadio. Otros intentarán penetrar mediante engaños en el recinto deportivo, utilizando por ejemplo uniformes de personal auxiliar, de personal de la UEFA, de personal médico o de limpieza. Varios cientos de aficionados ingleses intentarán penetrar en el estadio forzando los torniquetes y las diferentes puertas de acceso”.

El problema de las entradas falsificadas ya había sido advertido, cuando la UEFA opto por utilizar entradas impresas con código QR que fueron escaneadas y que al no ser válida su lectura bloquearon los tornos de acceso.

Con arreglo a esto, el titular de Interior Darmanin manifestó en unas declaraciones a los medios de comunicación que las entradas eran electrónicas, pero que «a petición de la UEFA» se admitieron billetes impresos, «lo que abrió la posibilidad de fraude». 
Respecto al retraso en la llegada al estadio por parte de los aficionados ingleses:

Este se produjo principalmente por las causas siguientes:

Inadecuada ubicación de la “fan-zone” de los aficionados del Liverpool: La UEFA en coordinación con las Autoridades francesas colocó la ‘fan zone’ de los aficionados ingleses en el centro de la ciudad, al oeste de los Campos Elíseos, a 45 minutos en metro de la estación de Saint-Denis. La del Real Madrid, por su parte, se ubicó en un parque cercano al estadio, el de la Legión de Honor, a apenas 20 minutos andando. El resultado fue qué a las siete y media de la tarde, una hora y media antes del horario oficial de la final, la grada madridista estaba al completo y a la del Liverpool le faltaba media entrada.

Dificultades de transporte: El motivo por el cual los aficionados “reds” demoraron su entrada en el estadio fue que al tener que utilizar medios de transporte, se encontraron con una huelga de tren de cercanías entre Paris y Saint-Denis y con ello un colapso del metro. Hay que señalar que la huelga se conocía con anterioridad al día de la final de la Champions League.

Respecto a las aglomeraciones y dificultades de acceso al estadio:

“Todo empezó, con la pretensión de querer hacer pasar a 20.000 personas entre dos columnas en un paso subterráneo», declaró Hughes a The Guardian. «Yo llegué con mi hija tres horas antes del partido y estaba claro que la policía no iba a poder con la multitud: aquello acabó siendo una emboscada”.

A esto hay que añadir el problema de la reventa de entradas válidas a última hora (no hay información sobre la personalización de las entradas) lo que al permitirse en los aledaños del estadio contribuyó a la formación de grupos que dificultaron la fluidez de los accesos.

Una vez alcanzados las puertas del estadio, al tratar de validar las entradas que eran falsas en los tornos de paso, estos se bloquearon con el consiguiente atasco del resto de personas que trataban de acceder.

Avalancha de aficionados contra los accesos al estadio:

A consecuencia de todos estos hechos, la aglomeración de personas queriendo entrar se fue haciendo mayor y muchos de ellos se lanzaron en tromba tratando de forzar la entrada.

De esa manera algunos aficionados que carecían de entrada pero que estaban apostados para ver si podían acceder, aprovecharon el intento de varios grupos de “entrada en tromba”, para así burlar la seguridad y “colarse” dando lugar a un exceso de aforo, por lo que para tratar de evitarlo, manteniendo alejados de las rejas del estadio a los aficionados, la policía empleó gases lacrimógenos contra ellos.


Policías franceses utilizando gases lacrimógenos

Dicho bloqueo supuso que algunos aficionados con entradas válidas no pudieran acceder al interior del estadio

Respecto a la falta de controles de seguridad que permitieron aproximarse a las rejas para su escalada.

Una de las causas fue la retirada del cordón de pre filtrado.

Como se ha dicho anteriormente, el sábado 28 de mayo había huelga del RER (Réseau Express Régional – Trenes Regionales de París). en París, la red de cercanías que lleva a “Stade de France”. El ministro del Interior reconoció qué como consecuencia de ello, había un flujo mayor que el habitual lo que favoreció el colapso a última hora en las puertas del estadio.

“Como había más gente de lo normal la prefectura de policía tomó la decisión de quitar el cordón de pre filtrado» en los alrededores del estadio que sirve para facilitar los accesos”.

Personas escalando las rejas del estadio para entrar en él

Exceso de aforo.

Las imágenes captadas dentro del estadio una vez comenzada la final demuestran claramente que había zonas donde el aforo se sobrepasaba de forma irregular.

Para muestra, se pudieron ver diversas zonas de escaleras donde está prohibido sentarse por razones de seguridad, ya que son la única escapatoria en caso de problema de orden público, ocupadas por cientos de aficionados del Liverpool para seguir el partido sin ningún problema, ya que sus asientos estaban ocupados o no podían llegar hasta ellos.

Salida después de terminar el partido.

El periodista Miguel A. Herguedas escribió en el periódico El Mundo de Madrid, lo siguiente:

“Venían a quitárnoslo todo, a robarnos, pero los gendarmes nos lanzaban gas pimienta y pelotas de goma a nosotros. Bajamos al Metro y ya se había convertido en una ratonera. Si intentabas salir para buscar un taxi, te pedían 300 euros por sacarte de allí». Bajo este testimonio, entre la incredulidad y la indignación, caben muchas otras historias. Las de centenares aficionados del Real Madrid que el sábado quedaron atrapados en el caos organizativo de la Champions. Habla E. C. un socio madridista desde 1987, veterano de otras cinco finales, dijo: «Echamos a correr y escuchamos los disparos con pelotas de goma de la policía. Cogimos en brazos a nuestro niño de seis años y le tapamos la cara para que no viera ese espanto”.

Pasada la medianoche, las escenas de pánico se sucedieron a la salida de la afición blanca del “Stade de France”. Entre las puertas N, L y K, por la estrecha pasarela que conducía hacia la boca de Metro de la línea 13. Unas escaleras sin pasamanos, un suelo sembrado de cristales. «Iban a saco, empujando a todo el que se pusiera por medio. Vi a uno que le había quitado la pistola a un policía y salió corriendo con ella». Apunta L. F. A., otro testigo directo. «Viendo el peligro, cogimos unas botellas rotas del suelo para intentar defendernos, aunque no tuvimos que usarlas».

IMAGEN DEL PAIS

Los medios de comunicación galos, dijeron tres días después del evento, que Francia seguía atónita, sin poder explicarse, cómo un evento de “importancia planetaria” como la final de Champions League había terminado en semejante desastre organizativo.

“El golpe al orgullo patrio ha sido enorme. No solo porque se ha producido en Saint-Denis, “Stade de France”, donde Zinedine Zidane y los suyos se alzaron con su primer Mundial, sino porque el país está apenas a un año de acoger el Mundial de Rugby y, sobre todo, a dos años de los Juegos Olímpicos de 2024, una cita en la que se han invertido muchas esperanzas —y euros— para proyectar una Francia moderna al mundo. Con ello el mimado ‘soft power’ francés, se ha puesto en entredicho”.

Sin duda, lo que pasó en Saint-Denis, una comuna o localidad al norte de París, ha generado un consenso de bochorno nacional.

Según citan algunos medios de comunicación:

“Las imágenes de los aficionados del Liverpool esperando interminablemente para entrar en el recinto, hacinados cerca de una valla periférica en la que una pequeña estampida podría haber causado muertos, dieron la vuelta al mundo y los informativos de media Europa abrieron al día siguiente con la policía gala cargando a diestro y siniestro, con porras y gas pimienta, incluso contra transeúntes ajenos al evento deportivo”.

PETICIÓN DE RESPONSABILIDADES

El gobierno británico ha reclamado la UEFA una investigación sobre los incidentes violentos durante la final de la Champions, y el club Liverpool también ha pedido explicaciones sobre lo ocurrido exigiendo un informe de ello.

Por su parte el Real Madrid ha emitido una declaración que a continuación reproducimos:

Ante los lamentables hechos que tuvieron lugar el pasado 28 de mayo en las inmediaciones y los accesos del “Stade de France”, incluso en el interior del propio estadio, el Real Madrid C. F. quiere manifestar lo siguiente en defensa de nuestros seguidores que fueron víctimas de dichos hechos:

- Queremos saber cuáles fueron las razones que motivaron esa designación de la sede de la final y qué criterios se tuvieron en consideración teniendo en cuenta lo vivido ese día.

- Asimismo, pedimos respuestas y explicaciones que determinen quiénes fueron los responsables que dejaron desasistidos e indefensos a los aficionados. Unos seguidores cuyo comportamiento general fue en todo momento ejemplar.

Entendemos que lo que tenía que haber sido una gran fiesta del fútbol para todos los aficionados que asistieron al partido derivó en unos sucesos desafortunados que han provocado una profunda indignación en todo el mundo.

Como se ha podido ver con claridad en las reveladoras imágenes que han ofrecido los medios de comunicación, muchos de los aficionados fueron agredidos, acosados, atracados y robados con violencia. Unos hechos que tuvieron lugar también cuando circulaban en sus coches o autobuses temiendo por su integridad física. Algunos de ellos incluso tuvieron que pasar la noche en el hospital por las lesiones recibidas.

El fútbol ha transmitido al mundo una imagen muy alejada de los valores y objetivos que siempre debe perseguir.

Nuestros seguidores y aficionados merecen una respuesta y que se depuren las responsabilidades pertinentes para que situaciones como las vividas queden erradicadas para siempre del fútbol y del deporte.

CONCLUSIONES

Tras los sucesos ocurridos, se ha producido un cruce de acusaciones entre unos y otros. Acusaciones entre las que cada actor político ha escogido al culpable de su preferencia.

El testimonio de los agentes británicos desplegados, choca con la versión de la policía francesa, que justificó el uso de la fuerza y de los gases lacrimógenos para evitar la entrada en el estadio de aficionados que llegaron tarde con entradas falsificadas y que intentaron forzar las puertas.

La policía francesa culpa a los aficionados ingleses y minimiza las acciones de la delincuencia local.

El resultado es el ya conocido.

Sabemos que el riesgo cero no existe y que en consecuencia la seguridad ni es ni será total ni permanente, pero, aunque las comparaciones dicen que son odiosas, no podemos dejar de recordar que en España, más concretamente en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, con menos de diez días de antelación (29 de noviembre – 9 de diciembre), se organizó la final de la Copa Libertadores de América 2018, que por problemas de violencia no pudo realizarse en Buenos Aires, y que antes, durante y después del partido  no se produjo ningún incidente. En el caso de la Champions League 2022, la UEFA y Francia dispusieron de tres meses para su organización y para el establecimiento de un operativo de seguridad.

A 15 meses de la organización del Mundial de rugby y a 22 meses de la celebración de los Juegos Olímpicos de Paris 2024, la capital gala tendrá que trabajar mucho para asegurarse que las decenas de miles de aficionados al deporte que lleguen a la ciudad y al resto de país los siguientes dos años se sientan seguros.

Es de esperar de la capacidad de Francia, como el gran país que es y que todos conocemos y como el organizador de otros grandes eventos como el torneo “Roland Garros” celebrado en estos días, que para el Mundial de rugby 2023 y para los JJOO de París 2024, los problemas de seguridad mostrados en la final de Champions League 2022 no lleguen a producirse.

José Luis Gómez Calvo, consultor de seguridad

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