Llegar a la élite del Fútbol

En el Fútbol, llegar a la élite puede ser por accidente. Como se suele decir, muchos son los llamados y pocos los elegidos. Algunos la alcanzan por selección natural. Son aquellos niños que jugaban en las plazas, calles o colegios. Con 14 o 16 años, tras jugar de porteros, habitualmente, se dan cuenta de sus posibilidades y cambian de posición.

En otras ocasiones, la mayoría, son los propios compañeros los que te reubican, al observar las limitaciones técnicas de cada uno. Lo que está claro es que, quien entra en este mundillo, venga de donde venga, ya no se va. Si no lo echan, claro.

Lo expuesto aquí se refiere a la gente que no ha tenido formación, sino que solo surgen de forma espontánea o “silvestre”, como se decía antiguamente. Imagínense a aquél que venía del pueblo y aparecía en el barrio cuando estábamos jugando en la calle, cuando la pared la hacíamos con el bordillo de la acera, y se unía al juego. Muchos le dirían: “venga, ponte de defensa paleto” y a la primera patada te mandaba el balón al tejado. Como se decía antes: “La ha colao”, “si no sabes ponte de portero” y lo colocaban entre las dos piedras. Pero eso era el fútbol.

Hoy es diferente. Tenemos escuelas, campos de hierba artificial, poterías de verdad, agua caliente y calefacción, buenos profesores, muy bien preparados por cierto, físicos, técnicos, psicólogos, médicos, etc.

¿Y en qué ha cambiado? Humanamente, el instinto es el mismo, llegan pocos a la élite, muchos de los que llegan no se acuerdan de sus orígenes, ahora están mejor preparados, con una muy buena formación... Los técnicos investigan mucho más que antes, se preparan mejor los entrenamientos, hay más velocidad de juego, más fuerza, mejores cuidados médicos, casi todos los jugadores son de “laboratorio” y, en los pueblos, ya casi no se ven jugadores “silvestres”. En definitiva, ahora prima más la formación.

Luis López Nombela, entrenador nacional de Fútbol